La diabetes de tipo
2 se debe a una utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa el
90% de los casos mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo
y a la inactividad física.
Los síntomas pueden
ser similares a los de la diabetes de tipo 1 (orinar mucho, sed, hambre
constante, pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio), pero a menudo
menos intensos. En consecuencia, la enfermedad puede diagnosticarse sólo cuando
ya tiene varios años de evolución y han aparecido complicaciones.
Hasta hace poco,
este tipo de diabetes sólo se observaba en adultos, pero en la actualidad
también se está manifestando en niños.
¿Cómo prevenir la diabetes tipo 2?
Para la prevención
de este tipo de diabetes, el remedio está en nuestras manos. La receta se basa
en reconocer la importancia de mantener una correcta alimentación y practicar
ejercicio físico de forma habitual.
El objetivo
principal es incrementar nuestro gasto energético global. Por tanto, cualquier
ejercicio físico aportará interesantes beneficios para la salud. Algunos
ejercicios de carácter aeróbico, como caminar rápido, montar en bicicleta,
nadar o salir de excursión, son los ejercicios que consumen más cantidad de
glucosa mientras se realizan y por tanto tienen un mayor efecto preventivo de
la diabetes tipo 2.
No es suficiente con
solamente eliminar los azúcares de la alimentación. Aquellos alimentos que
contienen gran cantidad de harinas refinadas, como pan blanco, cereales, arroz
blanco o bollería se digieren y pasan a la sangre de forma casi tan rápida como
los azúcares. Ello contribuye a una mayor demanda de insulina por lo que serían
alimentos poco recomendables en la prevención de la diabetes tipo 2. En su
lugar, se deberían elegir alimentos menos refinados y con un mayor contenido en
fibra, como arroz integral o panes de cereales menos refinados como los de
avena o centeno.
La alimentación
recomendada para prevenir la diabetes tipo 2 es una dieta hipocalórica. Esta
trata de reducir las calorías totales de la alimentación, a base de restringir
principalmente la cantidad de grasas y alimentos proteicos de la dieta y
manteniendo una mayor proporción de alimentos ricos en hidratos de carbono.